ABRAZOS DE A DEVERAS

Cuando la necesidad obliga, no hay nada mejor que un autoabrazo. Pero ayer no era uno de esos días en que la depositaria del autoabrazo pudiera sentir que con uno de este tipo bastará. Por eso se acordó de los famosos abrazos mandados y también consideró esta posibilidad aunque sólo la sedujo por un momento porque ella lo que quería era ahogarse en los brazos de alguien. Se imaginó que con todo y mocos y sin verguenza alguna, pudiera sentir que alguien era más fuerte que ella y que podía sostenerse de esa persona y comenzó a hacer una lista de los posibles candidatos...Pero no dio con nadie! Que horrible, tanto como andar buscando hilo negro para poner un botón del mismo color y que sólo encuentres hilo blanco!
Y luego pensó en aquellos a los que ya con anterioridad se los había solicitado pero, hasta entonces, se dio cuenta que ya estaba harta de pedir abrazos a tipos con los brazos cortos o demasiado débiles o que los tienen tullidos o ya echados a perder! Y sólo entonces acertó a pensar que tenía que ir hacia otros pueblos, donde hubiera más libertad y más pensamiento. Donde no se espanten de la fragilidad y la fuerza. Donde no se saquen de onda con la rudeza y la vulnerabilidad. Donde pueda, sin que lo pida, extender sus brazos y haya quien los reciba.
Anda en eso. En tomar otros caminos pero es un poco cobarde. No se atreve aún a tomar su maleta y caminar con paso firme.
Sabe que aquí haya abrazos de fantasía, que sí, son bonitos y lucen bien. Pero ella no quiere de esos. Quiere saber que alguien allá, quiénsabe dónde, tiene abrazos de realidad.