Me gusta sentir que en mis años, he ido haciendo buenos amigos.
Me gusta la sensación que da sentirse reconfortada por la compañía que se da por las almas juntas.
Me pone menos a la defensiva cuando oigo que sus palabras no me hieren, me hacen verme en espejos varios...
De dónde hubo harto amor, también pueden desprenderse personas de vida. Gente para el resto de tus días. Almitas compañeros de uno...
De bien lejos, de los finales de américa, de allá también pueden transformarse voces e ideas que se sellan con salivita en los sobres...
De mis adolescentes días, hoy transcurren mujeres que me acarician mi pelo y me sacuden el corazón cuando se amilana...
De besos primerizos y de enamoramientos escolares, de repente se transforma "el primer novio" en el literato amistoso del que aún penden mis días...
De hermanos menores y de hermanas mayores, se descubre que se pertenece a una comunidad fraterna, que, incluso, lleva la misma sangre...
Y los hay recientes pero enormes, también de hermanos que no llevan mi sangre y sí forman parte de mi familia... De trabajos que se han quedado atrás y uno sigue adelante... De comunidades llenas de internet... ¿Dónde más se encuentran los buenos amigos?
Los amigos, decían por ahí que es la familia que uno elige y con sus caminos distintos, con sus ideas sin par, con sus desaliñados destinos; con sus fugaces encuentros; uno va fortaleciendo la madurez junto con ellos. A jugar un poco al regreso a la secundaria o al vida misma.
Somos mezcla de los que nos acompañan un rato o más tiempo. Somos viva muestra de las ideas que otros nos han depositado y también somos pares de zapatos que han ido caminando.
Una foto que ilustra un desayuno, mis amigos, el tiempo y la diversión.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario