Vaya con los conceptos con los que uno crece y cree que son La Verdad. Que bien que venga la vida, entonces, y nos haga sacudir toda la mugre y el polvo que, ya de tanto tiempo, se ha hecho viejo; y aún con mucho trabajo de por medio, podamos quedarnos sin ropa, sin piel, sin huesos...y se quede sólo la esencia...escuálida y llena de frío pero entusiasmada a constituir nuevos pensamientos...
Crear nuevos conceptos, vaya! Se oye fácil. No lo es. Porque no puedo romper con lo que mi madre me dijo cuando tenía dos o tres años y luego volvió a decirme cuando tenía seis o siete. Y luego me volvieron a decir lo mismo en la escuela durante más de cinco años y me lo terminé creyendo. Me tragué la verdad de los demás y nunca hice la mía.
Hoy es diferente. Hoy me animo a ir sobre mi propia búsqueda aunque erre en el camino. Hoy no me regreso hacia lo que los demás aceptan como lealtad, como fidelidad, como amor, como amistad; como orgullo...Hoy me muevo en otras aguas. Voy sola y quizá, como en todas la revoluciones, la realidad le gane a la utopía pero quiero verlo yo con ojos propios. Que nadie me cuente.
Y voy contenta porque he ganado pequeñas batallas...sobre Dios, mis padres, el hombre de mi vida, la honestidad, la ternura y la libertad...
Y esos nuevos conceptos, son una mezcla de toda mi existencia, pero son ahora mi decisión.
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