Si decides alejarte, siempre hay otros que te quieren su presa para que les sigas sobando la espalda. A veces es bueno decir que sí porque uno es de la gente pero también uno es de uno y hay que regresar a nuestro propio ser para rascar las costras o ecgar saliva a los rasguños.
Hoy, con los vientos atravesados en el corazón, sólo me asomo un poco a ver cómo andan las cosas y me llevo una sorpresa. De esas que te hacen reír y llorar al mismo tiempo. Y me doy cuenta que, en efecto, cuando más inmerso andas en algún tema, el aire te trae buenas nuevas en uno que ya hasta te habías olvidado de qué trataba.
Por eso el viento siempre es frío, porque el frío no te duerme, no te deja. Te hace caminar más aprisa, te hace vislumbrar lo que viene y te despabila...Siempre te despabila para que dejes de frotar tu frente con cara de indecición y te pongas a hacer las cosas mientras frotas tus manos para darte calor.
El viento te empuja, no va en contra tuya. Sólo te permite sentirlo "hasta los huesos", porque hasta ahí cala lo que hay que cambiar-hacer-decir-pensar.
No, no creo que seamos estáticos ante la vida. Sí creo que hay que mandar a otros cielos lo que nos estorba. Sin preguntarnos la causa y la razón. A veces es bueno perderse. El viento solito va y te busca.
Por eso, hoy yo encontré dos lugares para comer en una calle que caminé entera por vez primera mientras decicí dejar mi auto en un lugar donde nunca lo dejo para caminar como nunca lo hago con el fin de dirigirme a un lugar a hacer algo que no sabía cómo hacer porque, al final, me daba miedo.
El viento, sobra decirlo, también te ayuda a limpiar tus lagañas llenas de temor...
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