Para todos aquellos que han amado.
A final de cuentas, uno decide enamorarse y olvidarse de todo el mundo.
Si luego te mandan a la chingada, es válido regresar y decir: hey, familia! Ya vine!
Total, para eso es la vida: Para equivocarse, para caerse, para aprender, para llorar; para hacerse bien pendejo, para estirar los brazos y que te abracen; para creer que en ella puedes ser feliz.
Para bien morir y reinventarte.
Y siempre, siempre, y eso que no se me vuelva a olvidar, no hay que dar todo, sino que hay que saber dar.
*Ilustración de Mónica Calvo
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