Dos días más y lo que resta de hoy y estamos en un año nuevo...
La gente se sorprende cuando digo que quiero festejar mi aniversario de vida conmigo. ¿Qué tiene eso de malo?
Me voy dando cuenta que estamos muy, muy acostumbrados a dejar que nuestros deseos, se vean hechos a un lado por los deseos del otro... Puedo irme a tomar un café, pueden invitarme a comer o a bailar; pueden regalarme cosas... Pregunto: Por qué molestarse si decido que en ese día en el que vine al mundo, no quiero a nadie más que a mí...
Se me antoja más un buen masaje... Una cerveza ahí sentada en uno de los escalones de mi casa mientras me hago un manicure y veo el cielo... Ir a la feria de mi colonia y zamparme un pozole doble... Irme al vapor y quitarme mugre del cuerpo y del alma... Comer con el Chiquis... Pienso que vendré a trabajar porque no quisé gastar un día de vacaciones... Amanecer, eso es lo que más quiero, amanecer... Y ya ir saboreando la mañana y un poco la tarde... Festejo vida. Un año nuevo le llamo yo.
Lo que he leído y sabido en las últimas semanas me han movido más hacia el pensar y el sentir de lo que deseo en mi vida. De saber que no soy ángel siempre ni tampoco diablo. Habitan en mi, monstruos con caritas de compungida mujer y niñas que abren la boca para mascar carne humana... Me gusta el interés despertado aunque me asustan los futuros... Menos que antes... Y más que antes, sí le doy la razón al Bucay cuando dice que hay que tener motivos para vivir y éstos nunca vienen en cuatro llantas o 15 ventanas...
Aprender, ser congruente, equilibrar; tener mis propios conceptos y cambiar... Creo que por ahí van estos pares de zapatitos que me hacen caminar con estilo...
foto de: http://www.flickr.com/photos/donde_se_esconde_el_sol/2058768899/
