Me senté en un montoncito de tierra. Antes puse flores de colores morados.
Y conversé un poco como antes: diciéndome y diciéndole.
Ella ya no me dijo nada pero sé interpretar el silencio. La tranquilidad de un sepulcro donde me he ido desenterrando de poco a poco desde ya un año cuatro meses.
Eso ayuda. Sentarte a conversar con tus muertos. Renueva, tranquiliza, mejora.
Hoy yo hablé y puse dichos y frases con convencimiento. Ella tampoco me hará cambiar de opinión pero me hacía a la idea de que ella sí me podría decir que me va a ir bien. Eso mismo me lo digo a mi misma.
Y no, no se trata de la búsqueda de un espacio. Ya va más allá. Se trata de salvar tu vida y de tomarlo con humor y con oficio. Con muchísima inmadurez y mucha fuerza. Con ganas y con susto. Con posibilidades y con acostumbrarte... ummm... No, aprender a caminar sin porras ni reconocimiento de los demás. Moverte, entonces, a tu propia capacidad para darte a ti mismo.
Escribía yo : "que yo esté conmigo. Que yo no me falte". Y es así.
Un viaje corto que me deja respirar mejor. Un viaje en el que me trajeron de vuelta con más entereza.
Me gusta ir de vez en cuando a buscar mi centro...
Foto de Melissa Wiese.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario