enero 04, 2007

¿ POR QUÉ LE TEMEMOS A LA INTENSIDAD?






Mis palabras jamás sustituirán el abrazo que tanto necesito, pero me darán calor y fuerza mientras éste llega.


-Pilarika




Suspiro antes de iniciar este escrito que más suena a catársis que a otra cosa.


Temor a la intensidad...Es mi conclusión balín para una búsqueda infructuosa e innecesaria después de leer a Osho.

Ayer decía que de repente se me habían caído los conceptos de un buen de cosas y como que hoy el resoplido se me metió al corazón!

La intensidad da miedo, neta! Da miedo sentir y saber que la GranNecesidad podría atrapar, envolver y no dejar salir. Me río de ello porque donde hay GranNecesidad, hay gran capacidad, gran fuerza y gran razón. Pero hemos aprendido a abrir nuestro corazón ante lo común y lo que se nos ha traducido como "normal"... Entonces, nuestros ojos no pueden ver ojos en los que destella la vida, mucho menos abrimos nuestros brazos a aquellos que tienen flores por dedos.

Decir que seguiré intensa es más un deseo que un poder y a veces no puedo. Muchas mañanas me pregunto si vale la pena o mejor convierto mi color rojo flamante en uno gris sin gracia y así haríamos más felices a la sociedad y no generaríamos tanto ruido ni con la risa ni con el paso batiente.

Es así que me pregunto, ¿por qué huir de la intensidad? y me acuerdo inmediatamente del Dr. Luis y su famosa teoría del vestido de novia y sí, hoy, otra vez, tiene razón. Yo creo que no he entendido bien cómo funciona dicha teoría y lo que puede implicar.

Pero también hay lo que hay y se teme. Se quiere vivir y cuando hay viveza junto a uno, nos espantamos y huimos. ¿Hacia dónde? ¿Hacia el elegir lo que haya porque no queda otra cosa? ¿A decir, bueno, pues aquí está mejor porque no piden nada, no dicen nada, no abren la boca ni el cerebro?...Hoy entiendo que, Dr. Luis (op. cit.) alguien que valga la pena no se encuentra dando la vuelta a la esquina y que hay que permitir, realmente permitir, la aceptación de la realidad de quien se acerca y se va, de quien pretende y no decide; de quien se abre y se cierra, de quien observa pero no escucha; de quien se le antoja pero no come. Y decirle al enojo que es hora de abrazarlo y venga! hacer las paces él y yo.
Y buscar sin buscar.

Y ser como uno es, porque ésta es nuestra naturaleza.

Y si hay chance, decirle a la vida: pues ahí te encargo, porque no haré mi truco de la niña intensa y pasional.

Y ser light, realmente ser light.

Cuando algo no lo vale, no vale ni pensarlo.

Gracias. Ya me siento mejor...

La catársis funcionó.






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