LAS MENTIRAS DE LAS VERDADES

Una verdad siempre ha de esconder una mentira.

Las verdades no son literales. Lo que tú puedas decirme como una, en mi mente puede entenderse como una vil mentira. Y los diálogos pueden parecer un diálogo y sólo son trincheras desde donde se defiende lo que pensamos es una verdad.

El mundo está lleno de seres humanos. ¿Quiénes somos los seres humanos? ¿A quién creemos y a quién queremos creer?

Las ideas que pueden parecer similares, incluso hasta gustosas de ser compartidas; pueden dibujarse de otra manera de acuerdo a la situación que se viva. Un día podemos reír del encuentro que tengan éstas. Al otro, podemos rugir con odio porque sólo nos alejan esas mismas que nos acercaron un día antes.

¿Quién tiene la verdad y cuándo la pierde? Lo complicado está cuando intentamos siempre poseerla. Es así que se nos escapa más facilmente. Se convierte en agua.

Hoy creo que es duro recibir un palazo de una idea diferente. Nadie nos ha enseñado cuánto debemos creer al otro y cuando debemos escapar de él. Pienso que esas cosas son del corazón únicamente.

Cada uno esconde sus verdades para que no se vean como mentiras. Eso se huele y se ve a los ojos de forma inmediata. Cuando uno pone su verdad-mentira sobre la mesa, se acabó el juego y empieza la realidad. Ahora se pone más divertido, más cruel, más duro, más áspero pero se gana más, sin duda.

Hoy me paseo entre la verdad que no quiero aceptar, una que ni siquiera ha salido de mi centro regidor y las que acompañan al otro. Y no pretendo tomar la verdad-mentira del otro y hacerla mía ni tampoco sufrir por ello.

Decido mejor tomar las mías y seguir con mi vida como hasta ahora.

¡Qué poco nos conocemos y que poquísimo nos damos cuenta que siempre andamos engañando porque nosotros mismos vivimos en uno más grande!