Quiero hacer otra cosa que no sea escribir.
Me doy de baja un rato en lo que encuentro una idea que me haga regresar. Pero donde, de verdad, diga yo algo que me haga vomitar, que me haga descansar, que me ponga tranquila o me dé más vida.
Mientras no sea así, será mejor que no use mi mente ni mis manos.
Voy a darme una puerta abierta y un viento fuerte con ventanas grandes.
Al rato regreso.
Ora que haya centros regidores más claros y más fuerza de espirítu.
Igual y me asomo, igual y no.
Sale.
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