Ella no tenía zapatos y movía rápidamente sus manos sobre el teclado. No quería atrasarse con el último reportaje que le habían pedido. Entraba el aire que despide la lluvia ligera y se colaban pequeñas gotas que refrescaban la habitación.
Él dormitaba en el sillón de la sala, de hecho, el único sillón que la componía. Tenía una pierna levantada y recargada sobre el respaldo del oliente a humedad y que había costado más de mil pesos.
Él voltea suavemente y es el momento en que la ve... Y deja que el tiempo pase para que se acerque a ella y a todas las cosas que han vivido juntos. Sólo la mira cuando tuerce la boca o saca la lengua y la repega al labio superior... Es cuando sabe que está concentrada.
Y cada quien en su momento y con sus haceres, sabe que se encuentra cerca al otro.
Momentos de paz que llevan de la mano la estrujante necesidad de compartir espacio y tiempo junto a quien asi también decida vivir...
Hoy sueño... Hoy deseo un momento así....
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